Hoy te voy a contar una verdad como un templo sobre dinero.
Una verdad que duele.
El helado Häagen-Dazs sabor chocolate salted caramel.
Te va a parecer caro cuando lo compres y barato cuando te lo comas.
El caso es que estaba yo degustando semejante manjar sentado en la terraza del centro comercial y mi mujer se fue a mirar ropa.
Se le acercó un baboso, yo ya sabía a qué.
Acerté.
Dos segundos tardó en pedirle una cita.
En peticiones de citas de desconocidos, el marcador está en 347 – 0
A su favor.
Me hace sentir afortunado y, al mismo tiempo, acojonado.
A ver, mi mujer es un pibón impresionante. Risueña, con un humor único, inteligente, centrada, tranquila, bellezón exótico que se rifan las consultoras informáticas pujando al alza, literalmente, por su trabajo.
Me intimida.
Si voy al gimnasio para no parecer un completo escombro, es por ella.
Si me curro cenitas chulas y elaboradas, es por ella.
Si voy de compras al centro comercial… aquí coincidimos todos los hombres jajaja
A ver, yo ya tengo suficiente.
Por mí, me pasaría todo el día matando marcianitos, upgradeando pistolas láser y leveando a mi hechicero orco de nivel 15.
Pero la amo con locura y ver cada día ese listón tan alto, me hace querer mejorar.
¿Lo de «rodéate de los mejores» para que te inspiren?
Si te casas con los mejores, ya ni te digo.
Cuando ella llegó a España, lo hizo como estudiante, trabajando a tiempo parcial y ganando cuatro duros.
Así que yo me sentía cómodo ganando «lo normal» como traductor.
(Mis inversiones ya llevaban años en marcha pero todavía estaban en fase de crecimiento, no de ingresos).
Si embargo, en un abrir y cerrar de ojos, su talento y determinación empezaron a verse recompensados.
– De medio salario mínimo pasó a ganar uno entero
– Rechazó 23.000
– Le ofrecieron 40.000
– Respondió que 45.000 y 100% en remoto, o nada.
– Aceptaron.
– La competencia le ofreció 50.000
– Pidió 55.000, o nada.
– Aceptaron.
– Ahora está por encima de 60k, sin ningún techo a la vista.
Con lo tranquilito que estaba yo en mis veintipico mil como traductor, suficiente para pagar mis facturar y tirarme todo el día matando zombies, y llega ella adelantándome por la derecha.
A tal velocidad que me hace sentir en peligro.
¿Soy un machista opresor que quiere ganar más que su mujer para sentirse el lobo alfa de la manada?
Para nada, que ella gane más que yo me llena de orgullo y satisfacción.
La verdad que te vengo a contar hoy, mi verdad, es esta otra:
No mola que tu pareja se merezca, quiera y pueda comprarse un casoplón en Gapalagar, irse de crucero por Asia o ir a comer a un Estrella Michelín…
…y que tú te hagas el remolón, busques escusas, practiques esqueísmo porque, en realidad, no puedes pagar tu parte.
Si mi mujer salió de Irán para labrarse una vida imposible de alcanzar en su país, su marido no puede ser el lastre que la ancle a la misma miseria que ya tenía, pero ahora 6000 km más lejos de los suyos.
Ni de coña.
En la pareja, enormes diferencias financieras acaban generando enormes problemas.
Y no vengo a contarte como gracias a las inversiones me he hecho millonario y le puedo dar la vida que se merece.
Que no, que la vida que se merece se la puede pagar ella solita y a mí para millonario me falta todavía más de la mitad.
Gracias a la inversión, «solo» he mejorado mis ingresos para no quedarme atrás, en un sueldo estancado con perspectivas mediocres.
Gracias a la inversión, le puedo seguir ese ritmo tan vertiginoso que lleva.
Gracias a la inversión, no soy un lastre.
Porque cuando los dos en la pareja tienen una billetera más o menos igual de nutrida, la vida se disfruta de verdad.
Y, si como a mí, te falta materia gris para que te paguen una barbaridad por tu trabajo, igual debes compensarlo con tu capital.
Y vamos acabando.
Si tu pareja despunta, si ves que empieza a volar alto, muy alto,
acojónate o no te acojones, me da igual, pero no la agarres del tobillo para que deje de subir.
Se merece lo mejor que pueda alcanzar y se merece que tú hagas todo lo posible por acompañarla.
Para hacer todo lo posible, aquí:
TODOS LOS DÍAS mando consejos sobre dinero, inversión y negocios. Se me escapan palabrotas y soy políticamente incorrecto. Ofendiditos mejor abstenerse.
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